El Culturalia Sound Festival conquista al público salmantino en su primera edición y demuestra que ha llegado para quedarse

Termina la época de festivales, toca volver a las salas, a ver a nuestros grupos favoritos en las distancias cortas y a descubrir otros tantos a los que aun no conocemos. Pero antes de todo esto, aun teníamos una cita pendiente, el Culturalia Sound Festival en Salamanca y tengo que decir que no podíamos haber cerrado la temporada festivalera de mejor forma.

No es solo porque sea en mi tierra, pero se podría decir que el Culturalia Sound Festival es el festival que Salamanca venía necesitando desde hace tiempo, ya que aparte del Tres Acordes Fest, dedicado a bandas locales de todos los géneros, no existía hasta la fecha ningún evento de estas características.

Aun así, es cierto que este año no nos podemos quejar, ya que hemos podido disfrutar en la ciudad de grandes conciertos como Vetusta Morla, cuya crónica podéis leer aquí, o Xoel López, Sidecars y La M.O.D.A, que han formado parte del cartel de las fiestas patronales de este año. Por fin parece que la ciudad está recuperando su esplendor en cuanto a programación musical y cultural se refiere, si bien es verdad que creo que sigue siendo más que necesario un mayor apoyo de las salas y bares salmantinos, así como del ayuntamiento, para programar conciertos y traer a grupos tanto locales como de fuera.

Una vez dicho esto y ya centrándonos en el propio festival, debo decir que para ser la primera vez que se organizaba ha sido una gran edición, así que desde aquí mi más sincera enhorabuena a toda la organización por el currazo que se han pegado para que todo saliera perfecto. Como en toda primera edición, es normal que haya fallos o cosas que mejorar, como lo de no poder entrar y salir del recinto sin pagar por la pulsera, pero estamos seguras de que tendrán en cuenta todas las críticas constructivas para mejorar de cara a la próxima edición y hacer que sea aun mejor.

La tarde comenzaba con Oscar Mina DJ, que fue el encargado de animar el cotarro mientras los festivaleros iban llegando y se distribuían por el recinto. Aquí hay que decir que, aunque al principio tenía mis dudas, el Multiusos Sánchez Paraíso resultó ser un lugar adecuado para acoger un evento de este tipo, ya que está bien situado respecto al centro de la ciudad, cuenta con baños propios (lo que evita tener que usar las temidas cabinas de W.C, típicas de los festivales que todos conocemos), y el espacio no resultaba muy agobiante a la hora de moverse por el recinto. Así que por mi parte, chapó por la elección.

Los primeros en subirse al escenario fueron Grises, a los que particularmente tenía muchas ganas de ver de nuevo en directo. A pesar de tener algunos problemas de sonido al principio del concierto, los solventaron enseguida y supieron como ganarse al público desde el minuto uno, que hay que decir que ya era bastante numeroso, y es que se notaba en el ambiente las ganas de pasarlo bien y disfrutar tanto por parte del grupo como por la nuestra.

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Grises es un grupo que sorprende (para bien), que gana con cada directo, como un engranaje perfecto que encaja a la primera. La presencia de Eñaut en el escenario, el carisma y la fuerza de Amancay, los juegos de armonías de Raúl y Alejo al bajo y a los sintes respectivamente, la magnífica batería de Gaskón, cada uno aporta lo mejor de sí al grupo y hace que el conjunto de todo ello sea grandioso. Creo sinceramente que es un grupo que merece más reconocimiento del que tiene, y es que su último disco, De Peces y Árboles, lanzado a principios de año, contiene grandes temas como Comida para insectos, Gato por liebre o Mi mejor fracaso, de los cuales pudimos disfrutar en el concierto.

Tampoco quisieron olvidarse de canciones emblemáticas del grupo como El hombre bolígrafo o Animal, además de dedicarle Wendy a todas las mujeres del público y a las que luchan cada día por salir adelante. El concierto no podía terminar de otra manera que haciéndonos bailar con Avestruz, con el pusieron el Multiusos patas arriba antes de dar paso a la charanga La Clave. Nunca había visto una charanga en un festival pero sin duda fue todo un acierto, ya que consiguieron que todo el mundo se viniese arriba mientras esperábamos la llegada de uno de los platos fuertes de la noche, Izal.

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Comenzaba la sesión de Autoterapia con Izal y por fin puedo decir que disfruté de un concierto de la banda en esta nueva etapa desde cerca, ya que en la mayoría de festivales de este año me ha tocado verlos desde lejos y, qué queréis que os diga, pero no se vive igual que desde las primeras filas. Uno de los momentos más emocionantes fue, cuando tras Ruido blanco y Copacabana, nos detuvimos para hacer una Pausa, una canción distinta a todo lo que ha hecho el grupo hasta ahora, pero que consigue poner la piel de gallina, sobretodo en directo. Como ya podéis imaginar, no faltaron en el repertorio hits de la banda como Pequeña gran revolución, La mujer de verde o Que bien, todo ello aderezado con un poco de Magia y efectos especiales, antes de adentrarnos, por supuesto, en Agujeros de gusano. Un montaña rusa, un viaje de sensaciones, que terminó bailando hasta que todo acabe con El Pozo y con Mikel bajando al foso para estar más cerca del público.

Aun quedaba mucha noche por delante cuando Sidonie salieron a escena. DIVERSIÓN, sí, así con mayúsculas, y es que no hay otra palabra que defina mejor el concierto que nos regalaron. Estos chicos arrasan por donde pisan y Salamanca no podía ser menos, con el recinto lleno hasta la bandera, hicieron saltar, cantar y bailar hasta la extenuación a todos los asistentes, que estaban igual de entregados que la banda. Yo particularmente fue en el concierto en el que mejor me lo pasé gracias a temas como Nuestro baile del viernes, con el que comenzaron el show. Y tanto que bailamos, el concierto fue subiendo de intensidad progresivamente, haciendo que se desatara la locura absoluta con Fascinado, Siglo XX o Por ti, entre otras.

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Aunque lo mejor fue el momento karaoke con No sé dibujar un perro, así como sugerencia, estaba yo pensando que quizá Viva Suecia debería plantearse hacer lo mismo en Hemos ganado tiempo para que Jess no tenga que explicar cómo es el estribillo y demás. Ahí lo dejo.

En fin, siguiendo con el concierto, también pudimos disfrutar del tema que da nombre a su último disco, El Peor Grupo del Mundo, y de su éxito más reciente, Maravilloso, una canción que nos encanta, al igual que su videoclip. Además, tuvieron un bonito gesto dedicando una de las canciones a Aretha Franklin, fallecida en agosto de este año, antes de acercarnos al final con El bosque, El incendio y como no, con Marc paseándose a hombros entre la multitud con Un día de mierda, aunque desde luego se podría decir que estaba siendo todo lo contrario, un día maravilloso, nunca mejor dicho. Como apunte, hay que destacar también el super baile sincronizado de Axel y Jes al terminar el concierto, en serio, en natación sincronizada lo petarían.

Cerraban la noche La Milker Band, banda local que puso el broche de oro perfecto a una gran primera edición del Culturalia Sound Festival. Antes de terminar, me gustaría felicitar de nuevo a la organización por el gran trabajo que han hecho y por traer a Salamanca el festival que necesitaba.

¡Nos vemos en el Culturalia Sound Festival 2019!

 

 

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