Si hay algo que caracteriza a este festival, es que dentro del Sonorama hay muchos «Sonoramas» diferentes, cada uno vive su propia historia. Esta es la mía y voy a intentar contárosla de la mejor manera posible, ya que como siempre digo es muy difícil describir lo que pasa en Aranda con palabras, ya que hay que vivirlo en primera persona para poder entenderlo.
Sonorama Ribera es vida, es emoción, es risas, es cantar hasta quedarte sin voz, saltar como si te fuera la vida en ello, reencontrarte con amigos y compañeros a los que no ves desde hace mucho. Sonorama es unirte a una charanga en alguna de las plazas y ponerte a bailar lo que te echen, sea una jota o Wonderwall de Oasis. Sonorama son las sorpresas de la Plaza del Trigo, descubrir a bandas que no conocías en el escenario de La Sal o disfrutar con tus amigos de los conciertos del camping.
Sonorama también son los cachis de croquetas, brindar con Ribera de Duero y ponerte las botas con las conocidas tapas del Lagar de Isilla. En definitiva, Sonorama es muchas cosas, pero sobre todo es amor por la música. Un amor que se respira en las calles del pueblo, en el recinto y que se instala dentro de cada uno de los asistentes para quedarse allí para siempre.

Por eso, esta edición, en la que el festival arandino celebraba su 25 aniversario, ha sido tan importante para todos. La pandemia impidió que disfrutáramos del festival en 2020 y la edición de 2021 fue muy diferente con tantas restricciones sanitarias para evitar la propagación del virus. Ahora, dos años después, el Sonorama regresaba a pleno rendimiento y volvíamos a vivir todo lo que he mencionado anteriormente. Y había ganas, muchas ganas, porque como suele decirse, la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama, y por seguir con el símil, en este tiempo esa vida se había visto paralizada hasta ahora que por fin, volvíamos a vivir de nuevo.
Han sido cinco días intensos, de correr de un escenario a otro, de planificarse para poder ver a todos los grupos que queríamos ver (y aun así nos han faltado algunos) y de batir el récord de pasos en un solo día, pero todo el cansancio merece la pena por haber sido testigos de una edición tan importante para el festival y para nosotros.

Una edición que comenzó el miércoles con la fiesta de bienvenida y el conocido concurso de disfraces. Y aquí hay que darle la enhorabuena a la gente porque había algunos de lo más elaborados. Aunque los ganadores fueron un candelabro en la categoría individual, unas chanclas en la de parejas y la secta sonorámica en la categoría de grupos. Sin duda, fue una decisión difícil, ya que el nivel de este año era muy alto.


En cuanto a la fiesta de bienvenida, estuvo protagonizada por Olimpia, Álvaro Suite, Santero y Los Muchachos, Arnau Griso, Luis Brea y Ciudad Jara, amenizada entre concierto y concierto por los Djs’ Ziry y Filo. Pudimos escuchar grandes temas como Nueva generación y Mil razones de Luis Brea, o La Canción del Pensador y En Busca del Fuego de Ciudad Jara, que dieron el pistoletazo de salida a este 25 aniversario.

Además, el grupo liderado por Pablo Sánchez, quiso hacer un homenaje a la que había sido su casa durante quince años, La Raíz, repasando alguna de las canciones de la ya desaparecida banda. Fue una noche de emociones y primeros reencuentros, que nos avisaba de lo que íbamos a vivir los próximos días en un lugar tan mágico y acogedor como es Aranda de Duero.

Por su parte, el jueves comenzó para nosotros con la rueda de prensa de presentación del festival, a la que este año asistían Claudia Halley, ganadora del concurso Talento Ribera 2022, Charlie Bautista, director del concierto del 25 Aniversario de Sonorama Ribera, y Rodrigo Cuesta, alumno de La Probetta, además de Javier Ajenjo, director del festival, y representantes municipales de Aranda de Duero y del Consejo Regulador Ribera del Duero.


Una rueda de prensa en la que se destacó el nombramiento de Aranda de Duero como Ciudad Europea del Vino 2022 y en la que el mensaje principal fue el arraigo de los arandinos a su tierra y como el Sonorama había conseguido integrarse en la ciudad como uno más y dotarla de identidad propia, y es que como dijo Ajenjo un festival no es nada hasta que se integra en el sitio en el que se realiza. Además, habló del Sonorama como generador de futuro y posibilidades y aseguró que intentarían mejorar en los años venideros para conseguir el festival que todos queremos. Por otro lado, Charlie Bautista habló de la musicalidad de Aranda y de cómo se ha convertido en un referente para los músicos más jóvenes. También adelantó que habría mucha gente joven en el concierto del 25 aniversario y que era todo un honor para él haber dirigido este concierto tan especial.
Tras la rueda de prensa, nos fuimos corriendo a estrenar la mítica Plaza del Trigo, que este año volvía a recuperar los conciertos matutinos y las esperadas sorpresas de las 3 de la tarde. En esta ocasión, los encargados de inaugurar este escenario tan especial y por el que han pasado tantas bandas a lo largo de todos estos años de festival, fueron Kora, Sienna y Jack Bisonte.

Si tengo que destacar alguno sería el de Sienna, ya que su directo fue potente, enérgico y nos dejó a todos con ganas de más. Con una Plaza del Trigo a reventar, supo meterse en el bolsillo al respetable desde el minuto uno del concierto, regalándonos temas como Una presa que atacar, El Simulacro o la conocida Épico y Mortal. Por su parte, Jack Bisonte tuvieron algunos problemas técnicos que les impidieron disfrutar del concierto como se merece, pero aun así, siempre es un gusto ver a una banda que cuida todos los detalles y llena el escenario como sólo ellos saben hacer. En su repertorio no faltaron canciones como No Drama, Gangsters o BLUE HYDRANGEA.



Y entonces, llegaba uno de los momentos más esperados, la primera sorpresa del Sonorama Ribera 2022. Tras el tradicional brindis de Ajenjo, que tuvo un percance unos días antes del comienzo del festival y tuvo que salir con la pierna escayolada y la mano vendada, Nena Daconte hacía su aparición para deleitarnos con Idiota, Marta o Tenía tanto que darte, entre otras, que todos coreamos a voz en grito, siendo uno de los momentos más especiales del concierto.


Después de recuperar fuerzas, ya por la tarde en el recinto, la jornada comenzó en nuestro caso con dos grupos a los que habíamos visto hace relativamente poco en el Memoryland Festival, Los Secretos y Celtas Cortos, que nos hicieron viajar al pasado con temas como Déjame y Pero a tu lado, los primeros, o 20 de abril y La Senda del Tiempo, los segundos.






Para dar paso a continuación a uno de los momentos más icónicos de esta edición. Y es que Jeanette hacía su aparición en el escenario para hacernos recordar su emblemática canción Porque te vas, teniendo además tres invitados de excepción para acompañarla, Alberto de Miss Caffeina, con quien cantó Soy Rebelde; Gabriel de Shinova, que compartió con ella Frente a Frente, y Coque Malla, quien actuó más tarde en el escenario Ribera de Duero y con el que cantó una versión acústica de Una Moneda.


Y es que a lo largo de estos cinco días de festival pudimos ver bastantes colaboraciones inesperadas entre los artistas del cartel, demostrando el espíritu de colaboración que se genera en el Sonorama, no solo entre artistas, tanto emergentes como consagrados, si no también entre el público. En Aranda se respira música y eso se nota en las calles, en los conciertos y en el buen ambiente que se genera entre todos los que formamos esta gran familia sonorámica.


El toque internacional de la noche lo pusieron Future Islands. Debo decir que era la primera vez que veía a los estadounidenses en directo, pero me sorprendieron con su synth pop con toques ochenteros que hicieron que todos los presentes no pudiéramos evitar mover los pies y dejarnos llevar por la música al ritmo de su líder, Samuel T. Herring, que supo ganarse a todos los presentes con su carisma arrollador y sus peculiares movimientos.

Mientras esto sucedía en los escenarios principales, nos dejamos caer por el Escenario Heineken Silver, donde disfrutamos de los directos de Queralt Lahoz y Pole, que congregaron a los festivaleros más jóvenes con canciones como Me gusta, El Último Verano o Amor de Verbena.



El final de la noche, al menos para nosotras, llegaba de la mano de Rulo y La Contrabanda, que ponía el punto rockero a esta primera jornada del Sonorama con un setlist en el que no faltaron sus canciones más aclamadas, como Buscando en la basura, y otras como La Cabecita Loca, Me Gusta y Verano del 95.


Belako y We Are Not Dj’s fueron los encargados de cerrar los escenarios principales la noche del jueves y hacer bailar a los festivaleros más valientes hasta que el cuerpo aguante. Pero en nuestro caso, decidimos irnos a dormir y guardar fuerzas para el día siguiente, ya que se avecinaba una jornada intensa con nombres como Izal, Shinova, Veintiuno o Dancetería, la mágica conjunción entre Miss Caffeina y Varry Brava, aunque eso os lo cuento en la segunda parte de esta crónica.
CONTINUARÁ…
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