Todo lo que pasó en el Capital Fest: o cómo no organizar un festival

Ahora que ya ha pasado un tiempo y todos lo hemos digerido, me gustaría hablaros de lo que vivimos el pasado 11 de junio en el Capital Fest. Como sabéis, si hay algo que nos caracteriza a En Clave de Indie, es que somos sinceros y nos gusta decir tanto lo bueno como lo malo, y lo que pasó en Talavera de la Reina (Toledo) no puede, o mejor dicho, no debería volver a repetirse.

Sabemos que organizar un festival no es fácil, y que el sector de la música en directo ha pasado por una racha complicada debido a la pandemia, pero eso no es excusa para organizar un festival tan mal, sin tener en cuenta el bienestar de los asistentes y con el único objetivo de llenarse el bolsillo.

Varry Brava en el Capital Fest. Fotografía: José Carlos San Gabriel

Para empezar, el mal trato a la prensa en cuanto a que nos tuvieron una hora esperando bajo el sol para recoger las acreditaciones y poder acceder al recinto. En todos los festivales hay una taquilla específica para la prensa, donde recoger las acreditaciones al llegar, pero aquí no fue así y nos tocó esperar a que vinieran a por nosotros para poder entrar. Aparte de abrir las puertas para el público una hora más tarde de lo que habían anunciado.

Otro punto negativo, y el más grave de todos, fue la poca previsión que tuvieron ante la ola de calor. Sabiendo que iba a haber una ola de calor desde casi una semana antes de la celebración del festival, no hicieron casi nada para paliar las altas temperaturas y asegurar el bienestar de los festivaleros. De hecho, no sé como se les ocurrió que era buena idea hacer el festival en una única jornada, en vez de en dos, como hicieron en su pasada edición. Eso habría solucionado muchos de los problemas que hubo durante la jornada.

Miss Caffeina en el Capital Fest. Fotografía: José Carlos San Gabriel

Al empezar a mediodía, justo cuando el calor estaba en todo su auge, fueron muchos los que sufrieron golpes de calor, desmayos y bajadas de tensión, haciendo que la Cruz Roja estuviera desbordaba prácticamente desde que abrieron las puertas.

Por otro lado, al no dejar acceder con botellas de agua al recinto, la única opción para hidratarte era comprar bebida en las barras, pero para eso antes tenías que recargar las pulseras Cashless, lo cual era una misión imposible. Sólo había apenas tres puntos de recarga en todo el recinto, lo que hacía que las colas fueran interminables. Los supuestos nebulizadores eran una escasa línea en mitad de la nada, que apenas servía para refrescar al público, y de las pocas fuentes que había, el agua salía turbia y de un color sospechoso. Eso las que tenían agua, ya que en algunas se acabó enseguida, así como en los lavabos de los baños.

Carlos Sadness en el Capital Fest. Fotografía: José Carlos San Gabriel

Menos mal que al final, vinieron los bomberos y, al más puro estilo Sonorama y su Plaza del Trigo, empezaron con las mangueras a refrescar a la gente, porque si no la tragedia podía haber sido aun mayor de lo que fue.

Como digo, no se puede organizar un festival tan mal ni a propósito. Por suerte, los festivaleros tuvimos un comportamiento de diez y la cosa no pasó a mayores, porque la que se podía haber liado podría haber sido muy gorda.

También agradecer el excelente servicio de Cruz Roja y los bomberos, así como el personal de seguridad, que estuvieron desde el minuto uno al pie del cañón, ayudando y cuidando de todos nosotros.

Izal en el Capital Fest. Fotografía: José Carlos San Gabriel

En cuanto a los conciertos, poco os puedo decir, ya que con tanto calor me fue imposible disfrutarlos como dios manda. Eso sin contar que me pasé todo el festival intentando sobrevivir (en algunos momentos aquello parecía Los Juegos del Hambre) para conseguir algo de beber y no morir de deshidratación. Ya que aparte de las colas existentes en las barras (y en general para todo), apenas había camareros suficientes y muchos se veía que apenas tenían experiencia.

Pero aun así, destacar, por supuesto, la incorporación a última hora de Varry Brava sustituyendo a Sidonie, que siempre es un gusto verlos; el saber hacer de Miss Caffeina (aunque Alberto debería adecuar su look a la época estival y quitarse el abrigo amarillo en canciones como Reina); y los himnos de estadio de Veintiuno. Lástima que tocaran en las horas centrales del día, cuando más calor hacía, así que mucha gente no pudo verlos.

Lori Meyers en el Capital Fest. Fotografía: José Carlos San Gabriel

Karavana también me sorprendieron, espero poder verlos en otro festival pronto sin tanto calor, para disfrutarlos más y bailar con temas como Strokes o Que bien los dos, que han sacado recientemente. Ya por la tarde, Carlos Sadness puso la banda sonora al atardecer manchego, antes de dar paso a los platos fuertes de la noche: La Casa Azul, Izal y Lori Meyers.

Aunque aquí debo hacer un inciso para comentar que al poner un solo escenario en el recinto, la espera entre concierto y concierto se alargaba demasiado al tener que hacer el cambio entre un grupo y otro. Dos escenarios intercalando grupos entre uno y otro habría evitado el retraso que se fue acumulando desde el principio de la jornada. De hecho, Izal salió con más de una hora de retraso, provocando el cabreo y la indignación tanto del grupo como de los asistentes.

Lori Meyers en el Capital Fest. Fotografía: José Carlos San Gabriel

Cerraban la noche Elyella, Innmir y Economato DJ, aunque el retraso en los horarios hizo que apenas pudieran «pinchar» media hora cada uno, ya que el cierre de puertas era a las 6 de la mañana.

Por todo esto, de todos los festivales a los que he asistido, sin duda este se lleva la palma por su mala organización. Sólo le salva que los grupos intentaron dar lo mejor de sí a pesar de la situación, pero lo demás, es para olvidar. Por mucho que su lema fuera: «el mejor día de tu vida», lo cierto es que consiguieron justo lo contrario.

Espero que si hay próxima edición, cosa que dudo mucho, al menos hayan aprendido algo y no cometan los mismos errores que este año, porque un festival es para disfrutar, pasarlo bien, no para sufrir, y mucho menos para jugar con la vida y la salud de los asistentes como hicieron ellos. Así que ya sabéis, desde nuestra humilde opinión, pensároslo mucho antes de acudir al Capital Fest el año que viene, si es que hay próxima edición.

2 comentarios sobre “Todo lo que pasó en el Capital Fest: o cómo no organizar un festival

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  1. Sin olvidar q no han devuelto el dinero de las pulseras si eran 5
    Euros o menos y para el resto de importes.. todavía sin noticias.
    Se lo han llevado puesto

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