Hay grupos que nada más conocerlos sabes que van a llegar lejos, que van a acabar despuntando tarde o temprano, y eso es lo que ha pasado con Arde Bogotá. Desde aquel inesperado concierto callejero con el que se dieron a conocer en el Big Up de Murcia allá por 2019 han pasado muchas cosas, pero la banda cartagenera sigue manteniendo la misma ilusión y energía que entonces.
Antonio, Jota, Pepe y Dani funcionan como un engranaje perfecto en el escenario, se nota que se conocen y comparten más que una amistad, son hermanos y consiguen transmitirlo en cada concierto. El pasado 18 de septiembre, volvieron a demostrarlo una vez más en el Hipódromo de Madrid y en En Clave de Indie no nos lo podíamos perder.

Su concierto formaba parte del Push Play Festival, que lleva celebrándose desde mediados de julio en el Hipódromo de la Zarzuela y por el que han pasado artistas tan dispares como India Martínez, Revolver, OBK, Miriam Rodríguez y Marta Soto, o Taburete, que cerrarán esta edición del festival los próximos 29 y 30 de septiembre. Sin duda, un cartel de lo más ecléptico y para todos los gustos para disfrutar (y alargar) el verano madrileño.
En nuestro caso, no queríamos perdernos «La Noche», nunca mejor dicho, de Arde Bogotá, que no estuvieron solos, ya que Biuti Bambú fueron las encargadas de abrir la jornada e ir caldeando el ambiente mientras el recinto se iba llenando para recibir a los de Cartagena.

Y entonces, por fin, llegó el momento más esperado y Antonio, Pepe, Jota y Dani saltaron al escenario, acompañados, como en sus últimos conciertos, por Lalo GV, el productor de cabecera de la banda, abriendo la noche con Dangerous. Nada más sonar los primeros acordes, el público estaba enardecido, demostrando que los fans del grupo no dejan de crecer con cada concierto.
Ni las sillas ni las mascarillas impidieron que los asistentes lo diéramos todo desde el minuto uno, cantando, coreando y lo que hiciera falta. Cariño nos hizo bailar desde la silla, dando paso a una de mis canciones favoritas de Arde Bogotá, Tan alto como tus dudas. En A lo Oscuro, la banda se dejó la piel demostrando su solidez en el escenario, y es que los solos de guitarra de Dani, el maestrismo a la batería de Jota y el bajo de Pepe, el carisma arrollador de Antonio, la complicidad entre ellos, el rock que desprenden, consiguen atraparte desde el inicio y que no seas capaz de dejar de mirarlos.

Consiguen que el público entre en el juego y se sienta parte de la banda, algo que no es fácil de conseguir ni siquiera para bandas consagradas. Con Tijeras la noche subía de nivel antes de regalarnos Millenial, la primera canción que conocimos de su primer disco, valga la redundancia, y que Antonio empezó recitando parte de la letra y asegurando que «esta canción solo tiene sentido si la cantamos juntos».
Y es que Millenial no puede representar mejor el sentir de una generación acuciada por las diversas crisis económicas y sociales, la precariedad laboral, la inmediatez tecnológica y un futuro incierto. Por eso, no es de extrañar que todos la cantáramos como si nos fuera la vida en ello, sintiéndonos tan reflejados como de acuerdo con su contenido.

La noche seguía con El Dorado, que también es un gran tema de su primer LP, y explotaba con Big Bang, sin duda, toda una declaración de intenciones de la banda. «Siempre has creído que no iba a durar, me tengo que enterar por los demás, siempre has creído que no iba a estallar y ahora ya soy el Big Bang..». Se puede decir más alto pero no más claro, y es que el crecimiento de Arde Bogotá ha sido tan meteórico como la gran explosión que dio origen al universo.
Pero esto no fue todo, todavía le quedaban más balas en el cargador a los de Cartagena, ya que tras confesarnos Antonio que la camisa que llevaba era de la abuela de su road manager (y muy bien elegida, todo sea dicho, ya que tenía motivos ecuestres), llegaron más temas como Quiero casarme contigo, El Beso o Virtud y castigo, perteneciente al primer EP de la banda.

El final de la noche se acercaba, pero antes quisieron agradecer a todos los que se han ido subiendo al carro de Arde Bogotá desde que empezaron su andadura, proponiendo para ello un brindis al público, tras el cual llegó uno de los momentos más épicos del concierto. Antonio se puso su mascarilla y bajó del escenario para cantar con nosotros eso de «Te van a hacer cambiar, uohhh, el tiempo y la actitud», que todos coreamos en una especie de extásis colectivo.
Éxtasis que solo se calmó con Exoplaneta, la primera del bis, y que Antonio confesó que era una canción de amor muy importante para ellos. Ahora sí que el final del camino se acercaba, pero no sin antes regalarnos Antiaéreo, el tema con el que se dieron a conocer y con el que empezó todo, para terminar por todo lo alto con Abajo, como pusieron todo el recinto, y es que el público demostró una implicación increíble, a la altura de la noche y que indudablemente, los motivó aun más para darlo todo.

Es muy difícil explicar con palabras un concierto de una banda como Arde Bogotá, ya que te dejan sin ellas, así que todo lo que diga se queda corto, no exagero si digo que este concierto se encuentra en mi top 3 de conciertos de este año. Y es que un directo de Arde Bogotá es potente, enérgico, brillante y que te deja con ganas de más, así que espero que no pase mucho tiempo antes de volver a verlos sobre un escenario.
Antes de terminar, dar las gracias a los chicos por esta gran noche, a la organización de Push Play Festival y a Claudia Orellana de Son Buenos, por contar con nosotros una vez más y seguir apostando (en este caso a caballo ganador) por la música en directo.
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