Como bien sabéis, en En Clave de Indie nos encanta conocer nuevas propuestas y descubrir festivales nuevos cada año. Así que en esta ocasión, viajamos a Alcázar de San Juan (Ciudad Real) para vivir de primera mano la primera edición del A Summer Night Fest!. Una edición que se estrenaba con un cartel de lujo, compuesto por grupos manchegos: Veintiuno, Fizzy Soup, Caniche Macho y Muntz, con la incorporación de última hora de Lucía Comino. Sin duda, todo un aliciente que hizo que no dudáramos a la hora de coger el tren a Alcázar para disfrutar de esta gran noche.
El «recinto» de este particular festival manchego no era nada más y nada menos que la plaza de toros del municipio. Pero como bien dijeron nuestros amigos de Veintiuno, ¿qué es lo único bueno que se puede hacer en una plaza de toros?. Tocar, hacer música, por supuesto, y eso hicieron cada uno de los grupos que formaron parte de la primera edición de este festival al que auguramos un futuro prometedor.
Pero empecemos por el principio, los encargados de inaugurar este escenario tan particular e ir caldeando a los primeros asistentes fueron Lucía Comino y Álvaro, líder de Muntz, quienes nos deleitaron con versiones de grupos como Supersubmarina (LN Granada), Izal (Pausa) o Vetusta Morla (Saharabbey Road), entre otras. He de decir que a priori, no veía clara esta unión por la diferencia de estilos de cada uno, pero tanto el acompañamiento de Álvaro a la guitarra eléctrica como las voces de ambos funcionaban a la perfección, haciendo unas versiones mucho más que dignas y que espero que repitan en futuras ocasiones.
Tras ellos y con la plaza empezando a llenarse de forma progresiva, le llegó el turno a Caniche Macho, quienes jugaban en casa y aprovecharon la ocasión para presentar los temas de su segundo trabajo, Venganza, recién lanzado este año y que refleja sin lugar a dudas la personalidad de la banda. Y es que no se puede negar su entrega en el escenario, fue un directo intenso y arrollador, sobretodo cuando tocaron uno de los temas más especiales del disco, Trinidad, que trata el tema de la depresión, una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo y que no siempre es bien entendida ni bien tratada, como bien nos explicaron durante el concierto. Además, no quisieron olvidarse de darnos las gracias a todos por apoyar la música en directo, algo tan «valiente» en cierto modo y necesario hoy en día.
La noche avanzaba con la magia y la garra de Fizzy Soup. Los conquenses pisaron con fuerza el escenario al ritmo de las canciones de su disco más reciente, Lo que no se ve, con temas como Blow Up, Refugio, o Driver, por mencionar algunos, ofreciendo una propuesta muy interesante y que no deja indiferente a nadie. Está claro que Fizzy Soup es una banda de directo, porque es ahí donde mejor se plasma su entrega en el escenario y todo lo que pueden llegar a ofrecer. Jugando tanto con el español como el inglés, son capaces de transmitir lo que quieran con la conjunción de sus voces y esos pases instrumentales que te dejan alucinado. No es de extrañar, por tanto, que los comparen con grupos de tanta categoría como Rufus T. Firefly.
El final se acercaba, pero aun nos quedaban, creo que los dos conciertos más esperados de la noche, Veintiuno y Muntz. ¿Qué os vamos a decir de ellos que no os hayamos dicho ya?. Y es que como ya sabéis, en En Clave de Indie somos muy fans de ambos grupos. Los toledanos fueron los primeros en salir a escena y hacer lo que mejor saben hacer, regalándonos un directo ameno, divertido, pero también intenso y que como siempre, nos deja con ganas de más.
En esta ocasión, no hubo colaboraciones como nos tienen acostumbrados (aun recordamos esa preciosa colabo con Zahara en Tu nombre en su concierto en la Joy Eslava) pero no les hizo falta, ya que ellos solos se bastan y se sobran para comerse el escenario. Los temas de su trabajo más reciente, Gourmet, formaron parte del repertorio, como El Desfile, Delicadeza, Lengua, o Pirotecnia, y por supuesto, Cabezabajo y Dopamina, que son ya verdaderos himnos de masas y dos de las canciones más coreadas de sus conciertos.
Sin duda, nos dejaron con el ánimo bien arriba para afrontar el último concierto de la noche y con el que concluía esta primera edición, el de los alcazareños Muntz. Y aquí quiero destacar y dejar constancia de la gran evolución que ha tenido el grupo desde que los conocimos hasta ahora. Si ya en un primer momento, nos encantaron en directo, ahora que ya ha pasado un tiempo, nos gustan mucho más. Se nota que poco a poco van encontrando su sonido y dándole su propia personalidad a las canciones. Es innegable como han crecido en calidad musical, y es que esos pases instrumentales poco tienen que envidiar a los «grandes del rock».
Hablando de eso, el concierto contó con dos sorpresas, por un lado, una nueva canción del grupo, estrenada en primicia esa misma noche durante el show y si no me equivoco, la primera que componen en español. Por otro, una colaboración de lujo, que hizo que la épica de sus canciones se hiciera aun más grande, gracias a Alberto Fernández, guitarrista de The Gagarins, que se subió al escenario con ellos durante un par de canciones. Esa combinación de Pablo y Alberto a las guitarras nos dejó completamente hipnotizados. Los temas de Hypna (2016) y Pneuma (2018) sonaron mejor que nunca esa noche.
No podemos terminar esta crónica sin darle las gracias a la organización por todo el currazo que se pegaron para montar un festival de estas características y que bien sabemos toda la logística que conlleva, y obviamente, a todas las bandas que han formado parte de esta edición, que esperamos que sea la primera de muchas. ¡¿Nos vemos en A Summer Night Fest 2020?!
PD: Como apunte para la próxima edición: no habría estado nada mal que hubiera una barra dentro de la plaza, para poder consumir sin tener que desplazarte al bar que había fuera de la misma. Por lo demás, ¡todo chapó!