Existen multitud de definiciones para la palabra «furor» si buscas su significado en el diccionario, pero sin duda, el mejor ejemplo práctico de ello es lo que causaron anoche los chicos de Varry Brava en su concierto de presentación en la Joy Eslava. No solo la sala estaba a reventar, si no que también en cada uno de sus rincones se respiraba esa gran emoción que se siente cuando sabes que va a pasar algo grande, esa emoción expectante al saber lo que se avecinaba.
No habían abierto siquiera las puertas cuando ya había multitud de gente esperando para entrar, solo unos cuantos se arriesgaron a entrar a última hora, nadie quería perderse la oportunidad de sentir el furor de cerca. Según se acercaban las nueve de la noche, hora prevista para el inicio del concierto, la tensión iba aumentando y las ganas de que empezara también.
Por eso, cuando se apagaron las luces y comenzaron a sonar los primeros acordes de Un nuevo giro, la explosión de júbilo entre los asistentes no se hizo esperar, dando el pistoletazo de salida a casi dos horas de buena música, saltos frenéticos y de bailar sin parar. Una de las cosas inherentes a Varry Brava son sus alabados looks, principalmente de Óscar y Aarón, quienes para esta ocasión eligieron una combinación de chaqueta roja, camiseta blanca y deportivas el primero y una gabardina roja (o anaranjada) tras la que se escondía un traje de lentejuelas en color verde el segundo. Eso sin contar, el sorprendente cambio de ropa para los bises. Indudablemente, unos outfits a la altura de un gran concierto.
La noche avanzaba y los chicos nos presentaban los temas de su nuevo disco a la par que recordaban también temazos de sus trabajos anteriores. Canciones como Nada Personal, 400 bailes, El Sitio Perfecto o Satánica se conjugaban con otros de los grandes hits de la banda como Playa, Fiesta, No Gires o Chicas. Creo que en esta última, muchos esperábamos la colaboración de Carlos Sadness en el escenario, pero aun así, fue un numerazo.
Además, he de agradecerles que incluyeran en el repertorio Las Noches Fugaces, una de mis canciones favoritas de Furor, todo sea dicho. El final se acercaba peligrosamente y tras subir el Calor y la temperatura de la sala, los Varrys nos decían Adiós momentáneamente antes de los bises, volviendo a salir al escenario poco después ante los gritos de «Otra, otra» del público.
Llegaba entonces el momento íntimo de la noche y Óscar acompañado tan solo por Vicente a la guitarra, nos deleitaba con uno de los temas más lentos del grupo, Callada, perteneciente a su disco anterior, Safari emocional. Pero aun nos tenían preparadas más sorpresas y Aarón, Juan y Germán se incorporaban de nuevo para felicitarnos la Navidad de forma anticipada. Esta canción es tan especial que siempre es un placer escucharla en directo sea la fecha que sea.
Ya sí que llegaba la recta final y Varry Brava nos sorprendía con su potente arsenal fin de concierto con el que terminaron de conquistarnos del todo si es que no lo habían hecho ya. Las luces, los sintes, el teclado de Aarón y una especie de éxtasis irrefrenable se apoderó de todos los asistentes, haciéndonos bailar sin parar con 12&medio y La Ruta del Amor para terminar por todo lo alto con Fantasmas, canción con la que siempre suelen acabar todos sus conciertos. Sin duda, ellos sí que saben como convertir cualquier sitio en una auténtica pista de baile disco como hicieron en ese momento.
Es difícil describir un concierto de Varry Brava con palabras así que si aun no os habéis dejado llevar por el Furor os recomendamos que no os lo penséis y lo hagáis ya mismo, porque de verdad que merece la pena. No podíamos terminar esa crónica sin darle las gracias una vez más a Hook Management y por supuesto a Varry Brava. ¡Ya estamos deseando veros de nuevo!.
¡Viva, Varry! ¡Viva Hook! ¡Y viva el Furor!
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