El pasado 2 de febrero vivimos un concierto muy especial, de esos que dejan huella, en la Joy Eslava, que ya es prácticamente nuestra segunda casa de tantos conciertos que hemos disfrutado en esa sala. En esta ocasión se trataba nada más y nada menos que de Shinova, un grupo con el que sentimos un auténtico «flechazo» desde que los descubriéramos por casualidad, nunca mejor dicho, en un festival y a los que no hemos dejado de seguir desde entonces.
El magnetismo que desprende Gabriel en el escenario, la maestría de Erlanzt y Dani a la guitarra, Ander y su bajo inconfundible y la fuerza de Frou a la batería no dejan a nadie indiferente. Es de esos grupos que nada más subirse al escenario te atrapan y consiguen que te olvides de todo durante las casi dos horas de concierto.
Como ya nos tienen acostumbrados al inicio de sus conciertos, el escenario se transformó en un verdadero ring de boxeo para celebrar «El combate del siglo», con Gabriel ataviado como uno de los púgiles; en el otro lado, la música y nosotros. Ya con semejante tema es imposible que el público no se venga arriba desde el minuto uno. Y es que quien haya visto a Shinova en directo, sabe que es inevitable no cantar, saltar y gritar de principio a fin.
Tras esta lucha épica viajamos al «País de las certezas», una de las primeras canciones que escuché de ellos y, sin duda, una de mis favoritas. La letra no puede ser más acertada y como la transmite Gabriel, su frontman, también.
Es difícil hablar de Shinova y no mencionar canciones como «Niña Kamikaze» o «Doce meses», que si ya de por sí son buenas por sí solas, en directo son capaces de crear esa magia, ese momento especial de comunión entre el público y la banda en el que no hacen falta palabras o explicaciones, solo basta con la música y con lo que está sucediendo a tu alrededor.
La noche continúa con otros temazos como «Tengo» o «Gravedad cero» para dar paso a dos canciones imprescindibles y que más alegrías han dado al grupo, «Volver» y «Que casualidad». Sin duda, para mí la mejor casualidad fue conocerles y descubrir una banda que lo da todo sobre el escenario y que se entrega al cien por cien en cada concierto.
Entonces, llega el final de la noche y el grupo saca todo su arsenal e incluso alguna sorpresa, ya que podemos escuchar una canción nueva de la que solo podemos decir que es una auténtica pasada y que esperamos volver a escuchar pronto. Además, se atreven con una magnífica versión de «La Chica de Ayer», terminando el concierto como no podía ser de otra manera con «Para cambiar el mundo» y «A 30 metros» en una explosión de confetti, bailes y comunión con el público, dejando el pabellón bien alto. Y es que un concierto de Shinova siempre es un verdadero subidón de adrenalina, un olvidarte de todo y centrarte solo en lo que importa, en la razón para cambiar el mundo, la música.
Que podemos decir de Shinova que no hayamos dicho ya, tras cada concierto suyo nos quedamos con ganas de más, es una banda de las que merece la pena ver en directo. Pero tranquilos, si aun no habéis podido disfrutar de ellos en concierto os recordamos que estarán el próximo 17 de febrero en Durango junto a Kitai, podéis comprar las entradas aquí. Antes de acabar, no podíamos dejar de dar las gracias, como siempre, a nuestros amigos de All Sounds Promotion, y a Gabriel y al resto de la banda por reconocer el trabajo de los medios, tanto grandes como pequeños, para difundir la música, no hay nada más bonito que eso. ¡Gracias, chicos, nos vemos en la próxima!