La M.O.D.A. conquista de nuevo el WiZink Center de Madrid

El pasado 26 de noviembre tuvimos una cita muy especial en el WiZink Center de Madrid y es que La Maravillosa Orquesta del Alcohol, o mejor dicho, La M.O.D.A., regresaban a la capital para presentar su último trabajo, «Nuevo cancionero burgalés» y cerrar la gira de este año por todo lo alto. Con las entradas de pista agotadas desde hace semanas y las gradas a rebosar, los burgaleses consiguieron traer un poco de su tierra a Madrid y sumergirnos en un bonito viaje lleno de folclore y música popular.

Pero no estuvieron solos y es que se rodearon de buenos amigos que los acompañaron en una noche tan especial. Noche que abrió otra banda burgalesa, El Nido, que aprovecharon la ocasión para adelantar algunos temas de su nuevo disco, «Refugios a cielo abierto», que verá la luz el próximo viernes 16 de diciembre. Fue un concierto corto pero intenso en el que se ganaron sin duda alguna el favor del público, y que sirvió para caldear el ambiente antes de que David Ruiz y los suyos hicieran por fin su aparición en el escenario.

Fotografías: Eva Jiménez

Un lunes fue la canción elegida por el septeto burgalés para dar comienzo a dos horas llenas de nostalgia, emociones a flor de piel y canciones que han formado parte de la banda sonora de la vida de muchos de nosotros. Tras este gran comienzo, se sucedieron otros grandes éxitos del grupo como Una canción para no decir te quiero, La inmensidad o Mil demonios, por mencionar algunos, todos ellos coreados con ímpetu por el respetable. Y es que si de algo puede presumir La M.O.D.A. es de tener un público fiel que no duda en cantar todas sus letras de principio a fin.

Entonces, llegó el momento del primer invitado de la noche, Gorza Urbizu, vocalista del grupo vasco Berri Txarrak y productor de este último trabajo de los burgaleses, al que David dedicó unas bonitas palabras, diciendo que les había inspirado mucho, y que los acompañó en varios de los temas, siendo uno de los más aplaudidos PRMVR, en cuya versión original ya aparece el productor.

Fotografías: Eva Jiménez

Pero este no fue el único momento especial de la velada, ya que tras volver al presente con canciones de este último disco como Canción de cuna y Mes de mayo, le llegó el turno a La molinera, uno de los temas más aclamados de este trabajo, donde estuvieron acompañados por el grupo de danzas Estampas Burgalesas, que mostraron uno de los bailes más tradicionales de su tierra.

La noche avanzaba y se sucedían más himnos del grupo como Miles Davis, La Vuelta o Los hijos de Johnny Cash, que pusieron el WiZink patas arriba antes de bajar un poco las revoluciones con Hay un fuego, donde David nos pidió que ilumináramos el antiguo Palacio de los Deportes con las linternas de nuestros móviles, creando una atmósfera única e inolvidable y siendo uno de los instantes más emotivos del concierto con todos cantando al unísono eso de «Hay un fuego dentro que nos guía desde niños, la llama se quema si detrás no hay un latido…».

Tras Himno nacional, la banda volvía a estar acompañada en el escenario, esta vez por Gara Durán, con quien compartieron una canción tan icónica como es Colectivo nostalgia, que nos puso a todos la piel de gallina y el corazón sensible. Y así, nos preparaban para la traca final del concierto, aunque antes, Gasoline y Los lobos no podían faltar en el repertorio.

Sin apenas haber recuperado el aliento con tanta intensidad, el show proseguía con otro momento único e irrepetible, Campo Amarillo era interpretada de una manera un tanto especial, con el Coro Interludio y Diego Galaz, de Fetén Fetén, a la zanfona, uniendo su arte a la voz de David Ruiz para dar forma a un tema tan importante para los burgaleses.

Ahora sí, el final se acercaba, pero no podían despedirse sin tocar dos de las canciones más recordadas y exitosas de La M.O.D.A., 1932 y Héroes del sábado, que siempre es un momentazo cada vez que visitan el WiZink Center (para muestra este vídeo de su visita en 2019), y donde el público terminó de enardecerse por completo, dando todo lo que nos quedaba hasta el final, que llegaba, cómo no podía ser de otra manera, de la mano de Mañana voy a Burgos, uno de los grandes hits de este último disco y con el que todos terminamos cantando a voz en grito eso de «Mañana voy a Burgos, ven tú si quieres..» mientras que cuatro cabezudos gigantes presidían el escenario. Desde luego que Burgos puede estar orgulloso de tener tan buenos embajadores de su tierra como ellos. Gracias, La M.O.D.A. por una noche inolvidable. Y gracias, Josi Cortés Comunicación por contar con nosotras una vez más. ¡Nos vemos pronto!

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