Como ya os contamos en el post de presentación de este gran ciclo de conciertos, este año Noches del Botánico viene pisando fuerte y ha apostado para esta sexta edición por un cartel ecléctico y para todos los gustos. Por eso, tras grupos de renombre como Fangoria y Nancys Rubias, Burning y Los Enemigos, o Imelda May y Eli Paperboy, el pasado 22 de junio le llegaba el turno a la banda de Abraham Boba, León Benavente.

Pero no estaban solos, el magnífico tándem formado por Anni B Sweet y Los Estanques eran los encargados de abrir una noche tan especial. Con la dupla He bebido tanto (que…) y (...estoy) muerto de sed empezaba este show conjunto en el que ambos brillaban y se complementaban a la perfección con el otro, como si llevasen tocando juntos toda la vida.

Pero, como nos confesaban poco después Los Estanques, este era tan sólo el segundo concierto que daban «con esta movida», además de asegurar que «sois la leche» refiriéndose al público. Por su parte, Anni nos contaba que estaba muy a gusto, y era cierto, se la veía muy cómoda con esta nueva formación. Entonces, llegaba el momento de una de las canciones más sonadas de esta mágica conjunción, Tu pelo de flores, que la gente no dudaba en corear aunque aun con algo de timidez para irse animando a medida que avanzaba el concierto.

La tarde noche continuaba con más temas de este disco conjunto, «Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado», como Brillabas, Yo me voy de aquí o Caballitos de Mar, habiendo también espacio, ya cerca del final, para disfrutar de algunas de sus canciones por separado: No hay vuelta atrás, del álbum «IV» de Los Estanques, lanzado en 2020, y la conocida Buen Viaje, de Anni B Sweet, que ponía el broche de oro a un concierto exquisito.
El atardecer madrileño terminaba de caer sobre el Jardín Botánico de la Complutense, cuando Abraham Boba y los suyos salían a escena y ya directamente conseguían levantar al público a ritmo de Líbrame del mal, tema que abre su último trabajo: ERA. Sin apenas darnos tiempo de recuperarnos de este comienzo tan potente, el concierto continuaba presentando más canciones de este disco como Di no a la nostalgia o Personas y Como la piedra que flota, perteneciente a su anterior álbum, «Vamos a volvernos locos» (2019).

Se notaba como los asistentes iban entrando en calor a medida que avanzaba la noche. Con la siguiente tanda de canciones, Estado Provisional, Canciones para no dormir y Amo, una de mis favoritas, empezaron los saltos, los bailes y el dejarse llevar por el hipnotizante juego de luces y sintes de la banda. Y es que si algo caracteriza a León Benavente es que cuidan hasta el último detalle, con el espectáculo visual acompañando a la perfección a cada tema que sonaba.

Aquí, Abraham Boba nos comentaba que había sido un verdadero placer haber compartido escenario con Anni B Sweet y Los Estanques y que esperaba que nos hubiera gustado su concierto (y tanto que nos gustó). También aseguraba que «esta noche es mágica» y que esperaba que estas canciones rondaran por nuestras cabezas durante mucho tiempo.
¿Cómo no iban a hacerlo con semejantes temazos?. Te comes mi corazón, La Ribera y La Canción del daño, otra de mis favoritas de su anterior trabajo, se sucedían hasta llegar a uno de los momentos más emblemáticos del concierto. Y es que con Mítico, la rave electrónica que tenían montada alcanzaba límites insospechados para enlazar con Gloria y su potente estribillo: «Ahora soy feliz, siento una extraña euforia. Ahora soy feliz, esto sí que es la gloria…».



Desde luego que esta frase se podría aplicar a lo que estábamos sintiendo todos los asistentes en esos momentos. Tras darle las gracias al equipo técnico, ya que sin ellos no sería posible este concierto, León Benavente nos enseñaban a «irnos de una fiesta» con Viejos rockeros viejos y culminaban la noche, o al menos momentáneamente, con Ser Brigada, en la que Boba se bajó al foso para estar más cerca de su público.

El bis llegaba de la mano de Tipo D, una de las canciones más aclamadas de la banda, y Ayer Salí, y es que como nos decía Abraham Boba momentos antes de volver a mezclarse entre el público y tirar incluso las baquetas: «espero que esta noche haya sido tan emocionante para vosotros como para los que estamos sobre el escenario y que mañana podamos decir eso de ayer salí…». Y salimos, y la resaca del día después mereció la pena. Con León Benavente siempre la merece. Gracias a Noches del Botánico por contar con nosotros una vez más y dejarnos formar parte de una noche inolvidable, valga la redundancia. ¡Nos vemos en el próximo!
Deja una respuesta