Entrevistamos a Iván Méndez, operador de luces de Funambulista y ElYElla Djs, y jefe técnico de iluminación de la Sala But

Hoy, en nuestra rueda de entrevistas a profesionales del mundo de la música, hablamos con Iván Méndez Familiar (@ivanmfdrum). Estudió iluminación y captación de la imagen en el IES Luis Buñuel de Móstoles y empezó a trabajar en 2016 después de cursar sus prácticas en grupo Enter Sonido bajo la tutela de Enrique Rodrigo.

Entró como segundo operador de iluminación recomendado por Armando Mora en la Sala BUT de Madrid, tras una pequeña temporada con algunos bolos y montajes. Pasó a primer operador en el primer año y a jefe técnico de iluminación en el segundo.

En 2019 empezó a compaginar su trabajo en la sala como operador en gira con la banda Funambulista y ElyElla Djs, trabajando esporádicamente con la banda de metal Saratoga.

¿Qué incumbe ser operador de luces? ¿Qué crees que es necesario para serlo?

Pues diría que somos una parte bastante invisible aún siendo quienes hacen visible a los músicos, es un poco una ironía cruel, en un concierto la gente no suele fijarse en la iluminación a no ser que seas un extraterrestre como Martin Kames, que te fijas por fuerza. Nos hacemos cargo de todos los aparatos, luminarias, focos, máquinas de humo, confetti, láser…etc de una sala de conciertos como es mi caso, en esto también suele ir incluido hacerse cargo de la luz de entrada, salida, día o limpieza de la sala.

Además de su mantenimiento diario, nos encargamos de prepararlos específicamente para cada show… No hay un concierto igual a otro aunque tengamos siempre un sota, caballo y rey para emergencias. Hay que preparar los temas para el show en el que te hayan contratado y/o asistir a los técnicos de luces que vienen con las bandas.

Creo que lo más importante en esto y en cualquier rama de nuestro sector es que te apasione la música, que lo vivas como si tú mismo estuvieras en el escenario, y más importante, que ames lo que haces, que un «gracias» de los artistas te sea incluso más gratificante que el jornal de cada mes, que alguien del público te venga a decir «que bueno, tío» sea la vitamina que te impulse a seguir mejorando.

 ¿Qué hizo que quisieras comenzar a formarte en esta industria? ¿Cómo comenzaste?

Soy de esos que se pasaron del lado oscuro al lado luminoso. Empecé estudiando sonido debido a mi banda. Soy músico, toco la batería desde los quince años y cuando grabé mi primer álbum, observé a nuestro productor e ingeniero de sonido mientras nos grababa y me dije: «Esto es lo que yo quiero hacer». Me saqué el ciclo de sonido e hice un par de cursos sobre masterización y mezcla pero no salía curro ni a tiros, la crisis nos pilló muy fuerte, así que gracias a mi señora madre y su cabezonería me decidí a estudiar fotografía e iluminación para tener algo más en el currículum.

Mi idea era meterme en una empresa de prácticas y al tener ambos ciclos superiores quedarme haciendo sonido, pero en las prácticas de iluminación conocí a mi primer mentor, Enrique. Me enseñó realmente lo que era la iluminación de un show en directo, para lo que realmente servimos los iluminadores y lo importante que somos… Además, fue muy listo porque me lo vendió como «somos la batería audiovisual, y tú que eres batería vas a saber de lo que hablo», eso me abrió los ojos y terminé por decantarme por la iluminación.

 ¿Qué es lo bueno y lo malo de tu profesión? 

Hay tantísimas cosas buenas que es difícil quedarse con unas pocas. La hermandad y buen rollo que hay en el gremio es de las cosas que más me impresionó cuando empecé a trabajar. He conocido a gente espectacular, técnicos de primerísimo nivel que son súper humildes y cercanos, como si nunca hubieran hecho un WiZink Center o un festival con 100.000 personas. Te enseñan y aconsejan, también nos vamos pasando curros entre todos; siempre confiando en el buen hacer del otro… Al final se convierten en tus amigos y te vas de cañas con ellos los días libres. Las giras son geniales, aunque la furgo a veces agote, esas horas con tus compañeros, con los artistas, llenas de conversaciones y risas. Gracias a la cantidad de bandas que descubres, comienzas a apreciar estilos que quizás en el día a día nunca te hubieras fijado en ellos, adquieren otra dimensión cuando estás en un bolo… Te diviertes, te emocionas, saltas, bailas, y te ilusionas, mucho, es un trabajo genial.

Pero todo tiene su lado malo, por suerte esto cada vez es menos frecuente. La cantidad de horas que echamos en ocasiones y con unas condiciones cuestionables, pocas horas de sueño, comer poco y mal, no ver a tus amigos porque sueles currar en fin de semana, a tu familia tampoco la ves hasta que llegas a casa… Y como en todos lados siempre hay gente desagradable que te fastidia el día. Por suerte, esto cada vez más va siendo una anécdota, aunque lo de dormir poco no nos lo quita nadie.

 ¿Cómo preparas el primer bolo con una banda nueva?

Pues siempre procuro charlar con el artista antes de ponerme a estudiar y a prepararlo bien, sobre todo para ver el concepto lumínico que tiene él en la cabeza. Al fin y al cabo tenemos que plasmar no solo nuestro rollo iluminando (por algo nos han contratado), si no lo que quiere expresar él con su música para que nosotros le demos esa tercera dimensión lumínica… Quizá en un tema él vea un azul y yo vea un rojo, eso es muy importante saberlo bajo mi punto de vista. La música son emociones y al fin y al cabo nuestra misión es transmitir esa sensación, ese sentimiento con colores, intensidades, con fundidos suaves o black outs repentinos, con cenitales o contras… Todo cuenta.

Una vez tengo bien hablado el concepto con el artista me pongo a estudiar los temas… Suelo darles unas escuchas en profundo y después me pongo las canciones de fondo mientras hago cualquier otra cosa para interiorizar bien los temas, siempre que tenga tiempo antes del primer bolo, claro, si no suelo ponerme a programar tras esas primeras escuchas en profundo. Me gusta avanzar a las bandas alguna cosita con el visualizador para que me den feedback, por si tengo que recular o seguir adelante con el concepto que tengo en la cabeza. Si hay tiempo me gusta hacer una reunioncita para chequear todos los temas por si hay que cambiar algo días antes del show.

Y llegado el día del bolo… Todo son emociones, el tiempo pasa volando repasando la programación, revisando efectos, movimientos… Algo no cuadra en esta cue; revísala, retocala, enfoca el frontal. Llega la banda; charlas con ellos, pruebas sonido con la primera prueba de programación de luces, camerino, nervios y ganas, risas… Es muy emocionante.

 ¿Cuál es tu preparación al enfrentar un bolo con equipo desconocido?

Por fortuna esto cada vez pasa menos, hoy en día todo esta SÚPER controlado. Producción nos pasa el rider con anterioridad y ahí suele ir todo muy bien especificado, si no nos damos un toque entre luceros, nos ponemos de acuerdo en un momento y tenemos días para sacar cualquier inconveniente… Y si no, in situ se suele sacar todo siempre de una manera u otra.

Siempre nos encontraremos con aparatos chinos que han hecho de copia de un Pointe y tienen los canales cambiados… Pero hay que salir al paso de la mejor manera posible, ya sea por eso o porque haya aparatos en mal estado… Yo voy a trabajar, a que el artista esté cómodo, que el público disfrute y sobretodo a pasártelo bien currando.

¿Cómo te planteas una iluminación de un concierto de día?

Pues no he hecho muchos bolos de día, si te soy sincero… Pero tiraría por mi show tal cual, no hay nada que el humo no arregle (risas). Ahora en serio… No creo que varíe demasiado, sobretodo si vas con una programación hecha para el show de tu artista. Por ejemplo, si fuera con Funambulista a algún festival donde tocáramos a las cuatro de la tarde seguiría con nuestro esquema de colores y nuestro show como si estuviéramos tocando a las 00.30…solo que las contras pues no se van a ver (risas).

Pero supongo que si fuéramos con un set a suelo muy específico primaría por supuesto, el efecto que pueden causar unas cegadoras aún al aire libre, que siempre resultan muy vistosas para rellenar el escenario, por poner un ejemplo.

Ahora con tantos adelantos, es complicado sorprender al público con un espectáculo visual, ya que hemos visto ‘de todo’. ¿Cómo consigues superar este factor y acabar con un buen resultado?

La clave es que seas otro miembro de la banda o mejor aún, una extensión rítmica de la batería… Al final la cabra tira para el monte, ya ves (risas).

Todo depende, por supuesto, si es verdad que me suelo guiar mucho por los breaks de los baterías con los que trabajo, le dan otra dimensión al show, y eso SIEMPRE impresiona, aunque claro… No siempre puedes ir a ese recurso, sobretodo en estilos tan dispares como el pop y el metal. Pero tienes que ser uno con la música y los músicos, y dejarte llevar por ellos, saber en que momento puedes hacer un B/O (Black Out), significa darle ese efecto que quite la respiración… Aprovechar un subidón para levantar a todo el público y que la banda crezca aún más. Al final la llave la tienen ellos, tú solo tienes que acompañarles dándoles un 10% a su 100%.

Ahora mismo estas con Funambulista, ElyElla Djs, y esporádicamente con Saratoga, ¿Cómo has ido amoldando tu trabajo para poder hacerte con tres estilos tan diferentes?

Justo un poco lo que estábamos hablando, cada uno de ellos es un mundo totalmente diferente, pero con todos ellos es común una cosa… Pasárselo bien, cantar los temas, o incluso bailar un poco mientras curras. Intento mimetizarme, como quien dice, en el entorno, ponerme en sintonía con ellos, o como dice mi familia… Sacar las partes de mi personalidad que son más acordes a cada estilo.

Saratoga me dejó vía libre para hacer lo que quisiera y al final es mi estilo predilecto… Mucho strobo, contras agresivas, blancos, rojos, black outs repentinos… Es metal, la gente quiere saltar, empujarse, gritar… Y ellos son un tren en directo, los bolos con ellos son una bomba de relojería.

Funambulista es todo lo contrario, son temas elegantes, preciosos, muy tranquilos, algunos fiesteros… Pero tiene mucho sentimiento. Y aunque de vez en cuando marco los breaks, mi objetivo es crear escenas bonitas, íntimas, y atmósferas agradables.

Funambulista cerrando su gira El observatorio Tour en el Wizink Center, con Iván como operador de luces.

Y ElyElla son una fiesta, cada bolo con ellos es salir tú mismo a pegarte unos bailes mientras ellos pinchan. Son pura energía, al final es música de fiesta pero con un 50% de directo, para bailar y para cantar… Todo súper simétrico, mucho blanco, strobo, black outs marcados… Dejarle espacio a la pantalla, subir el frontal cuando sale María a bailar y hacer una escena bonita que encaje con el vídeo.

ElYElla en la presentación de Dreamers en la sala But, con Iván como operador de luces.

Cuando el espectador llega al concierto, lo único que ve es una buena iluminación, pero detrás hay mucho trabajo. ¿Que es lo que más te gusta de la previa?

Creo que lo mejor, al menos en mi caso, es cuando llegas a una sala nueva y vienes con bastante trabajo de casa hecho, llegas, te conectas y ves que TODO está prácticamente perfecto. Revisar posiciones, colores… Creo que es lo más divertido, se te va el tiempo volando imaginándote el bolo mientras repasas todo.

Aparte de trabajar en giras, eres el operador de luces y jefe técnico de la sala But/Ocho y medio. ¿Cómo gestionas un concierto en sala en ambos puestos?

Un bolo en la sala empieza una semana antes, cuando te pasan la previa de la producción… Ves si tienes que asistir ese día a un compañero de iluminación, o si tienes especificaciones, horarios… (y te quejas por que no hay hora para tomar una coca cola antes del bolo, siempre socorrida (risas)).

Si viene un compañero lucero le mando riders directamente y charlo un poquito con él antes para que a su llegada a la sala su curro sea más fácil… Si no viene técnico suelo tener casi todo preparado, retocar algunas posiciones, charlar con los músicos por si quieren algo específico… Y a grosso modo eso es todo, colocas la máquina de humo, enfocas… Si vas ligerito en una hora y media lo puedes tener todo listo y puedes ponerte a programar otras cosillas, adelantar trabajo, estudiar o probar cositas nuevas.

Cuando llega el bolo damos luces para entrada, en las barras, también si el promotor quiere algún color corporativo, etc. Es todo bastante rutinario, la verdad, después solemos enganchar con la sesión de discoteca, pasamos de FOH a monitores para asistir a los Djs, mantenemos luz de noche, todo bien oscurito, bien lleno de humo y que la gente disfrute de la noche.

 ¿Qué haces los 10 minutos previos al concierto?

¡Depende! A veces no me da ni tiempo a darme cuenta de esos diez minutos en la sala si vamos pillados de tiempo. Si todo va con normalidad solemos echar una coca cola o una caña en el bar de enfrente; charlar fuera de la sala para que nos dé un poquito el aire.

En gira, los momentos de camerino son muy especiales, siempre hay anécdotas curiosas antes de salir a escena… Suelo tirar a FOH justo 10 minutos antes de arrancar, les deseo buena suerte a los músicos, abrazos con todos y al lío, son momentos bastante íntimos, la verdad. De hecho, recuerdo con cariño el aniversario en el Ochoymedio con ElyElla, uno de los bolos más esperados de la gira… El abrazo con Mono y María, y sus sonrisas; indescriptible, hubo muchísimo curro ese día y todo estaba ready al 100%, sabíamos que se iba a liar fuerte, y desde luego fue una noche perfecta.

También el WiZink Center con Funambulista, subí a escenario con los backliners, nos dimos un abrazo y un beso y después miramos al público… 5000 personas ahí delante esperando a que todo empezara… La sensación es acojonante.

¿Cuál ha sido tu mejor bolo hasta la fecha? ¿Y el peor?

Esta es difícil ¿eh? (risas). Diría que entre mis mejores bolos están La Riviera con Saratoga, que fue muy muy especial, con mucho curro detrás y mucha ilusión. El primer OchoyMedio con ElyElla, trabajando en casa, trabajando con mi «padawan» Laura que ese día me asistía en sala y con mi segundo maestro, Armando Mora, que vino de efectos especiales… Fue una fecha memorable. Y un festival en Murcia también con ElyElla, muy buen equipo, muy buena gente y sobretodo una energía brutal en el público.

El peor… Diría que O Son Do Camiño con ElyElla… Una liada de campeonato, nos cambiaron de escenario, todo el equipo era diferente, se me bloqueó la mesa reprogramando todo… Un caos, ¡Pero salió! Y Mallorca con Funambulista, de hecho, no llegamos ni a dar el bolo… Nos cayó una chupa de agua de mil demonios.

Los técnicos tenéis un sexto sentido que es solucionar problemas en un tiempo record. ¿Alguno que nos puedas comentar y como lo solucionaste? ¿Qué harías si de repente no funciona el foco principal del cantante?

Pues fíjate que he tenido poquitos…aunque en el caso que me comentas sí.

Fue en un bolo con Funambulista, me dio en la nariz que el frontal iba a petar o en nuestro bolo o en el siguiente… Dicho y hecho, tercer tema y adiós frontal. Así que, tiré de otros dos focos, en este caso móviles, los bloquee en una posición fija con un CTO… Y ya tenía el frontal de Diego, salvado por la campana.

En sala se nos ha caído la corriente de escenario alguna vez… Tienes pocos minutos de reacción, es jugártela a una… Así que te pones a subir diferenciales a machete, localizas cual es el que falla (siempre suele ser un strobo o una maquina de humo), priorizas y tiras con el bolo para delante.

¿Qué consejo le darías a alguien que está comenzando?

Pues… Que disfrute, que viva cada segundo, que aprenda de todo y de todos, que se deje llevar, que estudie y que mire mucho… Y que curre, que curre mogollón, es un mundo donde tenemos que dar el callo… Que nunca olvide que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar, nuestra profesión es muy absorbente y también necesitamos tiempo para nosotros. Una sonrisa, empatía, buen hacer y todo irá rodado.

IVAN FRONT

 

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