Seguimos contandoós nuestras peripecias por las salas de la capital. Y es que estos dos últimos meses del año están siendo de lo más intenso en cuanto a conciertos se refiere. En esta ocasión, queremos hablaros de un grupo que prácticamente hemos visto nacer desde el principio y por eso nos hace tanta ilusión ver como día a día van creciendo más y más sobre el escenario. Hoy os hablamos de Marsella y del concierto de presentación de su disco debut en la sala Siroco de Madrid.
Sin duda, era una noche especial para los chicos, ya que la puesta de largo de un disco y más si es el primero, es un paso muy importante para una banda. Por eso, se palpaba en el ambiente las ganas y la expectación por ver cómo sonaban estos nuevos temas en directo. No solo por su parte, si no también por la de todos los asistentes, que no dudaron en acercarse a la sala para presenciar en primera persona la consagración de un grupo que va a dar mucho que hablar tanto el año que viene como los sucesivos.
Ataviados con sus ya conocidas «chaquetas rosas» y el rosa como hilo conductor de toda su propuesta visual, incluyendo algunos de sus instrumentos, Germán, Nacho y compañía salieron a escena dispuestos a reventar la sala y hacer que no paráramos de bailar de principio a fin del show. Y desde luego que lo consiguieron, aunque antes de contaros todo lo que sucedió en esta gran noche, hay otra cosa que tenemos que destacar. Y es que pudimos ver a varios asistentes entre el público también vestidos a juego con el «rosa marsella», lo que demuestra que a pesar del poco tiempo de rodaje de la banda, ya cuentan con un buen número de seguidores.
Centrándonos ya en lo que es el show, está claro que cuidaron todos los detalles al milímetro, ya que antes de hacer su aparición una voz en off nos avisaba de las intenciones de la banda: hacernos saltar y bailar sin parar, aun a riesgo de perder una zapatilla o perder a nuestros amigos entre la multitud. Otro detalle que nos llamó la atención fueron las gafas luminosas que llevaba Germán al principio del concierto, con la luz de color rosa y la palabra Marsella escrita en las lentes. Todas estas pequeñas cosas que nunca se fueron podrían pasar desapercibidas no hacen más que demostrar la gran evolución que está teniendo la banda desde que la viéramos por primera vez en El Perro de la Parte de Atrás del Coche, haciendo conciertos más cuidados, más detallistas y muy dinámicos para el público. Se nota que han crecido y que se sienten más cómodos en el escenario, lo que siempre es un gustazo de presenciar.
En cuanto a las canciones, además de presentarnos los temas que componen su nuevo trabajo, como El Incierto Viaje Rosa, que fue la elegida para abrir la noche, Otro Plan de Huida, o la pegadiza Amigos y otras decepciones, también pudimos conocer algunos temas que se quedaron fuera del álbum como Elige por mí, Si el mundo se acaba y Todos tus fieles, todas siguiendo la estela de pop luminoso que les caracteriza y repletas de letras y ritmos pegadizos con los que no dejar de bailar. Estas canciones sirvieron para enlazar con más temas del nuevo disco: Cuando me hundo, que es una de mis favoritas, y Todo lo que fui, que cierra el álbum.
Pero sin duda alguna, se habían reservado la artillería pesada para la recta final del concierto, ya que nos sorprendieron con un divertido y original concurso en el que tres personas del público subieron con ellos al escenario para hacerse con los mandos del sintetizador y acompañarles en La Misma Dirección, como si de un miembro más del grupo se tratase (con chaqueta rosa incluida, por supuesto). El ganador fue elegido por la indiscutible técnica del aplausímetro, y el premio no era otro que un disfraz de pantera rosa y la oportunidad de tirarse al público (no de manera literal, no penséis mal) como una auténtica rockstar dándose un baño de masas. La cual, por cierto, no fue la única de la noche, ya que Nacho también tuvo su momento de ser sujetado por el público en medio de la histeria de lo nuestro colectiva que estábamos viviendo.
Y es que hablando precisamente de eso, el clímax final fue una sucesión de imágenes del público bailando desatado, al más puro estilo rave, mientras sonaban los dos mayores hits hasta el momento del grupo, Histeria de lo nuestro y 5.11.16, en la que intercalaron un fragmento en acústico, solo con Germán a la guitarra, antes de la subida final. Obviamente, tampoco faltó ese must que se ha convertido en los conciertos que consiste en agacharse hasta el suelo y subir en el momento álgido de la canción, o que Germán bajase del escenario y terminase cantando y saltando en medio de todos nosotros. De hecho, no puedo terminar esta crónica sin resaltar el mérito que tuvo Germán esa noche, ya que aun estando malo y con algunas décimas de fiebre, no dudó ni un segundo en dar el 100% para que no lo notáramos y demostrando que a profesionalidad y actitud no le gana nadie. Así que chapó por eso, amigo.
Es difícil explicar con exactitud todas las emociones que vivimos esa noche pero lo que sí os puedo decir es que es un grupo al que no hay que perderle la pista porque está claro que van a llegar lejos y que la fiebre rosa no ha hecho más que empezar a extenderse. Hay grupos que «lo ves y lo sabes», y este es uno de ellos. Así que gracias Marsella, gracias por la noche tan especial que nos regalasteis y también por tener siempre en cuenta a los medios pequeños como nosotros y valorar nuestro trabajo. No sabéis todo lo que significa para nosotros.
No puedo terminar esta crónica sin darle las gracias también a Band & Tour y All Sounds Promotion por contar con nosotros una vez más y animaros a seguir a Marsella en sus redes sociales (Instagram, Facebook, Twitter) para estar al tanto de todas sus novedades y próximas fechas, ya que van a dar mucho que hablar de cara al año que viene. ¡Nos vemos en el próximo concierto!
En Clave de Indie 
Deja una respuesta