Amaral nos acercan a su «Salto al color» en un concierto único e intimista en Las Noches del Botánico

La música siempre permanece. Creo que ese podría ser un buen resumen de lo que ocurrió con Amaral el pasado 3 de julio en el Jardín Botánico de Madrid. Por mucho que pasen los años es imposible no emocionarse con temas que para muchos han formado parte de nuestra adolescencia. En la memoria quedan aquellos Días de verano, Sin ti no soy nada, El universo sobre mí, y tantos otros que no hemos dejado de escuchar a lo largo de nuestra vida.

Por eso, ver a Amaral tanto tiempo después (la última vez fue antes de la pandemia), era una ocasión especial y que tanta ilusión me hacía. Además, el sitio donde se celebraba el concierto, dentro del ciclo de Las Noches del Botánico, también contribuía a darle a la noche un toque casi mágico. Y es que antes de acceder al auditorio, nada más entrar al recinto, te encontrabas con una zona chill out, destinada a la restauración y el merchandising al más puro estilo festivalero, donde podías descansar o tomarte un refrigerio antes del concierto.

Amaral en Las Noches del Botánico

Por otro lado, el setlist elegido para la ocasión no pudo ser más acertado, si bien es verdad que se echaron de menos algunos temas icónicos de la banda, como el ya mencionado Días de verano, Tarde de domingo rara o Te necesito. Aun así, Eva y Juan quisieron poner todas sus cartas sobre la mesa desde el principio y enseñarnos un repertorio íntimo, cercano y sin artificios. De hecho, en varios momentos tan solo un foco central iluminaba el escenario, dándole protagonismo a lo más importante de la noche y al motivo de que todos nos hubiéramos reunido allí, es decir, la música.

Pero eso no quiere decir que dejaran de lado los visuales que siempre les acompañan. En determinados temas, las pantallas se llenaron de halcones, lobos, olas, etc., para darle más profundidad a las canciones. Pero empecemos por el principio, y es que la noche no pudo empezar mejor que al ritmo de Señales, que haciendo gala a su nombre auguraba el gran concierto que teníamos por delante. Eva nos daba las gracias por acompañarlos en una noche tan especial y confesaba que estaba algo nerviosa, ya que llevaban mucho tiempo sin tocar en Madrid. Pero precisamente, ese nerviosismo y esa emoción que sentían hizo que fuera un concierto aun más especial tanto para ellos como para nosotros.

Tras este gran estreno, llegaban dos temas míticos de la banda, El universo sobre mí y Cómo hablar, que nos transportaban al pasado, dando paso después a otra gran canción como es Nuestro tiempo. Al principio, solo Eva y Juan llenaban el escenario, demostrando una vez más la complicidad que tienen entre ellos, pero en Kamikaze y las dos canciones que le siguieron, Revolución y Soledad, se fue incorporando el resto de la banda: Alex Moreno a la batería, Ricardo Esteban al bajo y Laura Rubio a los coros.

La noche iba in crescendo al igual que los temas que se sucedían y emocionaban a un público cada vez más entregado conforme avanzaba el concierto, respetando, eso sí, todas las medidas sanitarias. Moriría por vos nos hacía cantar con pasión bajo las mascarillas, para continuar con Nocturnal y hacernos viajar con Ondas do Mar de Vigo, que convirtieron el Botánico en un verdadero mar azul y que contó con un nuevo pasajero a bordo por seguir con el símil. Tomás Virgós se hizo cargo de los teclados y el sonido adquirió una nueva dimensión.

Amaral en Las Noches del Botánico

Y es que de mares iba la cosa, ya que tras dedicar el tema anterior a todos los poetas y artistas que siempre han sentido fascinación por el mar, llegaba el turno de Mares igual que tú, que enlazaba con una de las canciones más aclamadas de este nuevo disco, Bien alta la mirada. A estas alturas del concierto, cabe decir que creo que hablo en nombre de todos los que asistimos, cuando digo que todos estábamos como hipnotizados por la voz profunda de Eva, los sonidos, las luces, todo nos transportaba a otra dimensión. Pero el efecto se deshizo pronto, al menos momentáneamente, dejándonos con el buen sabor de boca de Entre la multitud, la banda salía del escenario y Eva se despedía entre bromas. Aunque todos sabíamos que aun quedaba mucho concierto por delante.

En efecto, sin hacerse mucho de rogar, Juan volvía a escena y nos sorprendía cantando Tardes, acompañado por Eva, quien después nos confesaba que nos habían echado de menos en estas noches de tanta incertidumbre y que «sin vosotros no somos nada», provocando una gran ovación del público. Sin ti no soy nada llenaba el auditorio y los corazones de público y banda, siendo este, sin lugar a dudas, uno de los momentos álgidos del concierto. La recta final llegaba con Halconera, cuya puesta en escena me dejó alucinada, Hacia lo salvaje y Peces de colores, momento que Eva aprovechaba para hablar del Orgullo y aseverar que «todos somos peces de colores», libres para amar y ser lo que queramos, no pudiendo tener más razón en su alegato.

Cuando suba la marea ponía el punto final a este primer bis, y es que un concierto tan especial como este bien se merecía un final por todo lo alto, que llegó de la mano de Salir corriendo y Ruido, con el que Amaral cerraban su paso por las Noches del Botánico y nos demostraban una vez más su solvencia sobre los escenarios y que por algo es considerada una de las bandas más importantes de este país. Como he dicho al principio, el tiempo pasa, pero las canciones de Amaral siempre permanecen. Gracias Juan, gracias Eva, y gracias a la organización de este gran ciclo, por seguir apostando por la música en directo y cuidarnos a todos en estos tiempos tan complicados.

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