Entrevistamos a Santiago Orea, técnico de P.A de El Junco y de innumerables artistas. «Somos un gremio bastante peculiar, esto o te gusta mucho o es imposible dedicarte a ello»

Detrás de un concierto encontramos a mucho personal técnico que hace posible todo lo que vemos encima del escenario. Hace unos días compartíamos una entrevista con Laura Lorenzo, encargada de producción en muchas giras, si todavía no la habéis leído aquí la tenéis. Hoy salimos del backstage para situarnos de frente al escenario, y hablar con un técnico de P.A, el encargado de que todo el recinto escuche correctamente al artista/banda.

Santiago Orea Gálvez (@sonorea), es uno de los técnicos de P.A que combina las giras con su trabajo en sala. Podemos encontrarle a los mandos de la sala El Junco, una de las más míticas de la noche madrileña, en la cual podemos escuchar Jam Sessions, Jazz, Soul, etc. Algunas de las bandas con las que trabaja son Sexy Zebras, Dinero, Cecilia Krull, Dan Millson, … Y como ya nos comentaba Laura, en este mundillo es imposible estar quieto, así que en el caso de Santi no iba a ser diferente, también es backliner de Malú, Los Punsetes, Rebeldes, y Hinds, entre otros. Y para rematar también ha trabajado de Stage Manager en el festival Extremúsika.

Los Punsetes en la Sala Riviera con Santi como Backliner.

¿Qué es ser técnico de P.A? ¿Qué crees que es necesario para serlo?

El técnico de P.A es el encargado de mezclar el sonido para el público en un concierto. Es necesario tener los conocimientos tanto técnicos como artísticos, para reproducir el sonido de cada banda dependiendo de su estilo musical, no es igual mezclar una banda de pop, rock, jazz, blues…

Cada estilo musical tiene su tipo de mezcla y hay que adaptarse tanto a la banda como al lugar en el que sea el show, y sobretodo sacar el máximo rendimiento al equipo de sonido del que dispongas.

¿Cuándo fue el momento en el que decidiste dedicarte a ello? ¿Cómo comenzaste?

Supongo que como casi todos. Siempre he estado obsesionado con la música y me decidí a estudiar sonido al tener un grupo con mis amigos. Comencé en una empresa de Segovia (Ewwk) y hacíamos de todo, luces, sonido… Pero principalmente cargar como una mula y tirar kilómetros de cables (risas).

¿Qué es lo bueno y lo malo de tu profesión?

Hay muchas cosas tanto buenas como malas. Principalmente somos un gremio bastante peculiar, esto o te gusta mucho o es imposible dedicarte a ello. Lo bueno, los compañeros con los que vas de gira; hay mucha hermandad ya que todos dependemos los unos de los otros. La adrenalina antes y durante el show, es lo que nos engancha por completo, la satisfacción y las cervezas después de hacer un buen curro, las risas en el sleeper (el bus de gira). Luego cuando tienes tiempo (que es casi nunca) ver las ciudades y países donde viajamos…

Lo malo, el no dormir jamás, llegar a un sitio y que todo sea un caos de organización, o que el recinto sea inaccesible, los baños de plástico a 50 grados, comer mal, jornadas imposibles… Y lo difícil que es llegar a tener unas condiciones laborales dignas. Estamos muy desprotegidos, y ahora en esta situación (COVID-19) la gente lo está pasando realmente mal, yo incluido. Pero cuando trabajamos todo compensa, si el show sale bien y normalmente nos reímos esa misma noche de los problemas que hayamos podido tener, llegamos incluso a llorar de la risa con las anécdotas que horas antes nos tenían metidos en la mierda. Es un trabajo que descarga mucho, nos va la mugre (risas).

¿Cómo abarcas comenzar a trabajar con una banda nueva?

Principalmente mi trabajo consiste en que el músico solo tenga que ocuparse de disfrutar tocando. Al principio hay que ver qué energía tiene la banda y tratar de sumar, hay que tener en cuenta que ellos en el show dependen totalmente de nosotros, y la confianza en este sentido es la base para que todo salga de la mejor manera posible. Cada banda es un mundo y no te comportas de la misma manera con unos que con otros.

¿Qué es lo más complicado a lo que te enfrentas en una prueba de sonido? ¿Qué es lo que más tiempo te lleva?

Normalmente, los tiempos. En los festivales apenas tenemos tiempo de hacer un pequeño chequeo de líneas, generalmente por cascos, y arrancas a ciegas delante de miles de personas. Es una presión que hay que saber canalizar, ahí o te vienes arriba o te aplasta. Lo que más tiempo lleva normalmente es montar y que los músicos estén a gusto en sus escuchas, si el músico no está bien, da igual lo que hagas fuera porque no se genera esa química imprescindible para un buen show. La fuente es la base y la base es el músico y sus instrumentos.

Tu puesto es uno de los más juzgados, el público tiene ‘normalizado’ que siempre se escuche bien. ¿Cómo llevas esta presión en el directo?

Como he dicho antes, o te vienes arriba o te aplasta. Yo tengo mi criterio y me dejo poco influir por el resto… Si creo que podría haberlo hecho mejor me da igual que me digan que ha sido increíble, porque sé que podría haber sacado más rendimiento. Y al contrario lo mismo, si estoy satisfecho lo estoy porque tengo en cuenta todos los factores, pero en este país todos somos técnicos de sonido (risas).

¿Cómo te has sentido al viajar fuera de España con algunas bandas? ¿Tienen diferentes métodos de trabajo?

Viajar fuera es todo un mundo, sobretodo en Sudamérica, se vive muy intensamente todo y es muchísimo más grande. Pero allí o tienes de todo o nada de nada, no hay un término medio. Pero son aventuras que quieres vivir, te empapas mucho de la gente y eso me gusta.

Con respecto a la segunda pregunta sí, cada banda es un mundo, no es lo mismo ir con un grupo de rock, que uno de pop o jazz. Sobretodo las condiciones laborales son diferentes, si hay un caché alto habrá más medios, si es más bajo o están dándose a conocer en un país y hay que remar, pues se rema. Yo soy olímpico en remo (risas).

Concierto de los Sexy Zebras en el Sonorama.

¿Cómo es trabajar en el Wizink Center? ¿Cómo fue tu primer bolo allí?

El Wizink es un infierno (risas), siempre que he ido allí son montajes eternos, a contrarreloj, mucha presión, todo está lejos y acabas reventado de hacer kilómetros. Si está lleno es la leche y a nivel profesional siempre quieres trabajar en sitios así, pero no es mi lugar favorito en la tierra. Me gusta el bar de menú al que vamos y el garito de después del show (risas).

A parte de las bandas, eres técnico de la famosa sala El Junco. ¿Cuál es tu rutina de trabajo en un día de Jam en la sala? Imagino que debe ser complicado al ser cada poco tiempo músicos diferentes, y tener que amoldarte a ellos en cuestión de segundos…

El Junco es mi casa, llevo allí 12 años, creo, y es familia, tanto mis compañeros como los músicos que vienen. Normalmente, hacemos tres jams por semana con una banda base. Quedamos unas horas antes de abrir, hacemos una pequeña prueba, y nos vamos a cenar juntos, café, chupito y a tocar. Es un sitio que tiene que parecer que todo suena del escenario, ahí el ego de técnico lo dejo en casa y solo añado sonido a lo que creo que falta. Lo principal es que ellos estén bien en sus escuchas y controlar el volumen para que parezca que no estoy. Nos amoldamos los unos a los otros, yo a ellos y ellos a mí. Allí mando yo (es coña, bueno no) (risas).

En los conciertos es casi igual. Tengo varias escenas grabadas en la mesa y dependiendo de la formación parto de una u otra. Después de tanto tiempo allí lo tengo muy controlado todo.

¿Qué es lo que haces los 10 minutos previos al concierto?

Depende del show. En un festival hacemos un chequeo para ver que todo llega por su sitio, normalmente siempre hacemos un line-check previo al show. Si voy de backliner pues afinar y pegar un repaso de última hora a los instrumentos… Y un chupito para desearnos suerte (risas).

Sabemos que muchos abarcáis más de un puesto en numerables ocasiones. Aparte de ser técnico de P.A, ¿a qué más te dedicas?

A todo (risas). Dependiendo de la banda, hago P.A, P.A y monitores, Backline, Road manager, Stage manager, conduzco, hago de todo, la verdad. Si la banda tiene medios pues el trabajo está más dividido, si la banda es más humilde pues hacemos todos de todo. A veces incluso destrozo las luces (risas).

¿Cuál ha sido tu mejor bolo hasta la fecha? ¿Y el peor?

No sabría decirte, hay miles de buenos shows. Disfruto mucho de las bandas que mezclo, Dinero, Sexy Zebras, Cecilia Krull, Dan Millson, mis chicos de la Jams, … Es que no sabría decirte. Normalmente, los mega festivales son los que más te llenan, Sonorama, Arenal Sound, Viña Rock… o salas potentes como la sala But, el Kafe Antzokia, etc.

Uno de los peores fue en un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme con Sexy Zebras. Cuando llegamos, no habían puesto ni un altavoz, los técnicos no sabían montar ni utilizar el equipo que tenían, acabamos haciendo su curro y salimos a tocar con cinco horas de retraso. Menos mal que nosotros nos llevamos de lujo y estuvimos recitando tantras budistas y haciendo el cenizo. Pero peores hay muchos.

Tras todos estos años de carrera, te pedimos que te quedes solo con dos momentos. ¿Cuáles serían?

El festival Sizget en Budapest con Sexy Zebras, es el mejor festival en el que he estado en mi vida. Creo que no hay otro igual, es la isla del amor y la música, viviría allí.

Y la primera vez que mezclé en un festival grande, que fue en el escenario principal del Sonorama con Dinero, mucho esfuerzo para llegar a ese día y salió perfecto. Solo veía volar minis de cerveza delante de mí.

Para terminar, ¿qué consejo le darías a alguien que está comenzando?

«Ponte guantes, pichón, y tira pal camión»

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